Cuando se habla de devolver la democracia a Venezuela, la gran mayoría de naciones de Occidente, incluso entre los países que no respaldan a Juan Guaidó como presidente interino, prevalece la tesis de que deben darse unas nuevas elecciones. Pero hasta allí llega el consenso.
Varios países de América Latina, Estados Unidos y Canadá, abogan por unas elecciones, pero como paso previo y para garantizar justamente de que tales comicios sean limpios, transparentes y democráticos, se plantea como un paso previo que Nicolás Maduroabandone el poder.
Para países como México, Uruguay y varias voces dentro de la Unión Europea, no es necesariamente un requisito previo la salida previa de Maduro de la presidencia, para llegar a unas elecciones.
La idea de que Maduro debe abandonar el poder, y la forma en cómo se logre esto, es también objeto de diversas interpretaciones y tesis. Está desde el derrocamiento por un golpe de Estado, cosa a la que muchos apuntan con un esquema de sanciones que rompa el respaldo castrense al dictador; hasta insistir en la tesis de que Maduro debe renunciar.
La salida de Maduro, para la mayoría de venezolanos, según reflejan diversas encuestas, es necesariamente un primer paso para el cambio con “C” mayúscula.
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