El gobierno de Chile deberá evitar aparecer apoyando una salida armada y dar señales claras de que no abandonará los esfuerzos por restaurar la democracia en Venezuela.
El Presidente Piñera tiene todo el derecho de decidir cuáles serán sus prioridades de gobierno y los riesgos que quiere tomar. Lo que no puede pretender hacer es disfrazar la estrategia sobre Venezuela como una cuestión de principios de la política exterior de Chile.