La sorpresiva decisión de Andrónico Luksic, el líder del grupo empresarial más poderoso de Chile, de salir públicamente a defenderse de las destempladas acusaciones del diputado Gaspar Rivas, electo en la lista de la derecha, le hace más daño que bien a la imagen del empresario. Porque genera una oportunidad para que Rivas escale y expanda sus acusaciones, la declaración de Luksic, subida a Youtube, equivale a trenzarse en una riña de bar con un borracho. Porque el borracho no actúa racional ni razonablemente, el sobrio que entra a esa pelea no tiene cómo ganar. Incluso ante los observadores, el borracho podrá usar después, como atenuante, la explicación de que estaba ebrio. Pero el sobrio, a lo más, se habrá ganado una reputación que atraerá a más borrachos a pelearse con él.
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