El último día de marzo, el gobierno de Estados Unidos puso sobre la mesa una salida política a la crisis venezolana. Este mes de abril ha sido un tiempo de incubación de dicha propuesta, a mi modo de ver, entre los diferentes actores nacionales y foráneos.
Presentado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, como un plan para la transición en Venezuela, este documento oficializa el viraje de la política de Washington en relación con el régimen de Nicolás Maduro.
Estados Unidos ha apostado, definitivamente, a una salida política. E incluso hace gala de su fuerza militar en aras de alcanzar dicha salida, usándola como factor de disuasión. No se ven señales de que esté en marcha una intervención o acción militar de Estados Unidos sobre Venezuela.
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