¿ Qué consecuencias tiene el acercamiento de Argentina a la Alianza del Pacífico? La cobertura periodística no ha respondido a esta pregunta, o la respondió mal. Y la respuesta es simple: ninguna.
Los “acercamientos” no tienen consecuencias materiales o institucionales, se limitan a mandar señales. En este caso, las señales del presidente Macri y su canciller apuntan a:
- Cortejar a Estados Unidos,
- Atraer inversores internacionales,
- Desmarcarse del proteccionismo brasileño, y
- Aislar a Venezuela.
En ningún caso implican un compromiso jurídico, una modificación arancelaria o el desmantelamiento del Mercosur. De hecho, el Gobierno busca fortalecer al Mercosur mediante la firma de un acuerdo comercial con la Unión Europea, que se viene negociando sin éxito desde hace dos décadas.
Este análisis no implica un juicio de valor sobre la Alianza del Pacífico o el Mercosur. Para los fundamentalistas de derecha, la Alianza del Pacífico significa volver al mundo mientras el Mercosur es populismo nuestramericano. Para los fundamentalistas de izquierda, la Alianza del Pacífico implica entregarse al neoliberalismo mientras el Mercosur protege los intereses nacionales. En realidad, aunque les duela a ambos fundamentalismos, los dos bloques son compatibles.
En el fondo, la Alianza y el Mercosur pretenden crear cadenas transnacionales de valor. Ambos conciben a los mercados nacionales como pequeños y buscan construir escala. La Alianza lo hace desde la apertura rápida y unilateral al comercio internacional, mientras el Mercosur adoptó un enfoque paulatino y colectivo. Es una ironía que su crisis actual haya sido generada, precisamente, por un chofer de colectivo.
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