No es la primera vez -ni será la última- que un gobierno mexicano tercia en una crisis en la región, no con la idea de contribuir positivamente, sino de marcar una agenda que lo diferencie de Estados Unidos. Tal como ocurrió tantas veces en décadas pasadas usando a Cuba como pretexto, un presidente de México, en esta ocasión Andrés Manuel López Obrador (AMLO), utiliza ahora a Venezuela para desmarcarse de la política de Washington hacia el régimen de Nicolás Maduro.
AMLO, el acrónimo con el que se identifica al mandatario mexicano, sacó a relucir, sin que nadie se lo preguntara expresamente, su interés en llevar gasolina a Venezuela. Argumentó el presidente razones humanitarias. Eso ocurrió el pasado 15 de junio.
Meterse en el juego
Sin embargo, detrás de lo que aún es idea podría estar en realidad el deseo de López Obrador de insertarse en el juego geopolítico que hoy envuelve el tema de Venezuela. Una apuesta riesgosa, sin duda alguna.
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