Casi un año después de que se conociera el negocio de especulación inmobiliaria que puso a Caval en el centro del foco público, el gobierno de la Presidenta Bachelet sigue siendo incapaz de liberarse del escándalo. El escándalo Caval rompió el vínculo que la Presidenta Bachelet había construido con un segmento mayoritario del electorado. Por más escandalosas que sean, las secuelas del escándalo que hoy capturan los titulares de las noticias no son comparables al daño que produjo la revelación de que la candidata que prometió combatir el abuso y el lucro con fondos públicos fue incapaz de tomar una postura condenatoria cuando los que lucraban y aprovechaban su posición de privilegio eran de su propia familia.
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