La frase matar al mensajero se asocia generalmente con las restricciones a la difusión de información. Al acusar al “portador de las malas noticias” se suele desviar el foco de atención sobre el origen de “los males que cuenta”.
En Venezuela se ha hecho cotidiana la práctica de matar al mensajero, en un sentido metafórico obviamente, con las cotidianas restricciones y vulneraciones del derecho a la libertad de expresión e información.
El caso del canal de noticias estadounidense CNN en español no es un hecho aislado.
Este 15 de febrero la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) dio a conocer un procedimiento sancionatorio contra el canal CNN, lo que trajo como consecuencia su inmediata desaparición de las parrillas de canales en las diversas empresas de televisión por suscripción. La medida entró en vigor tres días después de que el presidente Nicolás Maduro se manifestara en contra de CNN.
El mismo fin de semana en el cual Maduro fustigó a CNN, dos periodistas brasileños fueron expulsados del país por intentar hacer grabaciones de las obras inconclusas de Odebrecht y retenidos durante varias horas dos periodistas venezolanos que les acompañaban. El viernes anterior El Carabobeño anunció que también el semanario impreso que tenían en circulación debía desaparecer por falta de papel, esto sumado a que el diario de ocho décadas dejó de circular el año pasado. El allanamiento de la sede de Odebrecht en Venezuela tuvo un correlato como lo fue el acoso contra dos periodistas a quienes obligaron a borrar las imágenes que habían tomado de este hecho.
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