La decreciente influencia de Rodrigo Valdés al interior del gobierno de la Presidenta Bachelet ha puesto en cuestionamiento la importancia que tiene en el nuevo escenario político nacional la figura del Ministro de Hacienda. El descontento con la vieja forma de hacer política que privilegiaba la reservada cocina de la elite sobre la vociferante plaza pública ha alcanzado también a la otrora todopoderosa oficina de Teatinos 120. Pero si bien es ilusorio esperar que Valdés ejerza el poder que alguna vez tuvieron Alejandro Foxley, Nicolás Eyzaguirre o el propio Andrés Velasco, es evidente que el poder que llegó a tener en sus primeros meses se ha ido diluyendo. En las últimas semanas, ha quedado claro que, comparado consigo mismo hace unos meses, Valdés es un ministro de Hacienda menos poderoso.
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