Entre todos los problemas y desafíos que enfrenta Chile -desde el fin del ciclo de precios favorables del cobre hasta el creciente descontento con la clase política y empresarial- el mayor problema que explica la paralización que reina en el país es la falta de liderazgo presidencial. Porque la Presidenta Bachelet lleva casi un año a la defensiva y ha sido incapaz de asumir en propiedad como líder de la Nueva Mayoría, Chile se comporta como un avión sin piloto. Ya que hay creciente turbulencia y la tripulación está cada día más propensa a enfrascarse en conflictos partidistas, comprensiblemente crece el nerviosismo entre los pasajeros del avión. Aunque no se puede hacer nada para terminar con la turbulencia externa, las cosas irían mucho mejor si hubiera un piloto al control del timón.
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