Frente a un gobierno que atraviesa por una crisis política y con una Presidenta con la aprobación más baja en 26 años de democracia, la derecha debiera estar preparándose para capitalizar en las elecciones municipales del 23 de octubre el descontento existente con el gobierno de la Nueva Mayoría. Pero la poca disposición de posibles candidatos a alcalde de la Alianza para disputar comunas gobernadas por la Nueva Mayoría parece indicar que la impopularidad del gobierno de la coalición de centro-izquierda no se va a traducir fácilmente en una mayor votación para la alternativa de centro-derecha.
Desde que se separaron las elecciones de alcaldes de las de concejales en 2004, las elecciones municipales han sido un buen predictor de lo que ocurrirá en la contienda presidencial del año siguiente. En 2004, cuando la derecha se sentía confiada en la victoria de Joaquín Lavín —que había perdido por muy poco frente a Ricardo Lagos en la presidencial de enero de 2000—, la Concertación logró una clara victoria, de la mano de las entonces precandidatas Michelle Bachelet y Soledad Alvear. El pobre desempeño de la derecha puso en tela de juicio la fortaleza electoral de Lavín. Eventualmente, Sebastián Piñera entró a la carrera presidencial y logró superar a Lavín en la primera vuelta de diciembre 2005, para luego caer derrotado ante Bachelet en enero de 2006.
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