La polémica generada por la propuesta del senador Manuel José Ossandón de reformar la extremadamente laxa política migratoria que existe en Chile ha devenido en una oportunidad para caricaturizar las posturas clásicas de la izquierda y la derecha. Mientras la derecha es acusada de injustamente asociar la inmigración ilegal a la delincuencia, la izquierda es acusada de un elitismo pequeño burgués que desconoce la compleja realidad que presenta, especialmente en zonas urbanas de bajos ingresos, el arribo de inmigrantes indocumentados.
Pero como toda polémica es también una oportunidad, el debate sobre la política migratoria del país debiera ser aprovechado por la izquierda para inducir a la derecha a aceptar que el mercado no es capaz de regularse solo, y por la derecha para ganarse la confianza de esos sectores populares que ven en el rápido crecimiento de los inmigrantes una amenaza.
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