Se oye la palabra colapso y se piensa en imágenes cinematográficas. El derrumbe de una estructura que sucede ante nuestros ojos y ocurre de manera inmediata. El colapso de una sociedad es más difícil de verlo en una sola imagen, ocurre en realidad en la vida cotidiana. Al final tal vez cae un símbolo, como ocurrió con el Muro de Berlín, pero siempre tenemos imágenes de ese tipo.
El diccionario define a la palabra colapso como destrucción o ruina de un sistema, una institución o una estructura. En Venezuela se vive en este momento un verdadero y extendido colapso. Las secuelas las padecen millones de venezolanos, se han extendido más allá de afectar a los pobres, también la clase media o alta se ve afectada por el colapso generalizado que se vive en los servicios.
Desde 2015 diversas fuentes, incluido el Comando Sur de EEUU, alertaban sobre el colapso en este país.
“Teníamos como cuatro meses sin que nos llegaran las bombonas de gas, compramos una cocinita eléctrica, pero entonces también comenzamos a quedarnos sin luz. Ahora cocinamos con leña y cuando hay luz, con la cocinita. El gas nada que lo traen”, relata a DIARIO DE CUBA Rosa Y., una señora que habita en una barriada del norte de Barquisimeto y cocina para ella, sus dos hijos adolescentes y su esposo.
La presencia de la venta de leña en avenidas céntricas de Barquisimeto, una ciudad de 1,5 millones de personas, devela la crisis extendida que se vive en Venezuela.
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