El dulce sabor de la victoria

Es verdad que una golondrina no hace verano. Pero la reforma tributaria del Presidente Piñera es una pieza central —si no la más importante— de su intento por revertir algunos de los proyectos más controversiales que implementó Bachelet en su segundo gobierno.

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Siempre es dulce el sabor de la victoria. Pero cuando la consigues después de varias derrotas consecutivas, la satisfacción es mucho mayor. Tras semanas de patear piedras en su recorrido político, la administración del Presidente Sebastián Piñera obtuvo un triunfo importantísimo cuando la Cámara de Diputados votó a favor del proyecto de ley de reforma tributaria. Cuando se escriba la historia de este gobierno, esto será recordado como el momento en que logró dar vuelta un partido que le era adverso o, si La Moneda no aprende lecciones de sus errores, solo como un veranito de San Juan que no pudo revertir la baja en las expectativas.

Para nadie es sorpresa que el gobierno de Chile Vamos ha logrado mucho menos de lo que prometió. La combinación de errores no forzados, vientos internacionales adversos y una oposición que solo es capaz de unirse para bloquear los proyectos de reforma de esta administración han hecho que ésta tenga, al menos hasta ahora, bastante menos logros a su haber que en Piñera I. En las últimas semanas, los reveses del gobierno superaron con creces a los aciertos. Después que La Moneda había logrado finalmente alienar a un número suficiente de legisladores detrás de su propuesta de reforma laboral, la prioridad que le dio terminó convirtiéndose en un tiro por la culata. El proyecto de reducción de jornada laboral de 45 a 40 horas semanales que había presentado la diputada Camila Vallejo, del Partido Comunista, logró opacar la propuesta mucho más amplia —pero también mucho más difícil de entender y llena de letra chica— impulsado por el gobierno de Chile Vamos.

Luego, la innecesaria polémica que generó la ministra Secretaria General de Gobierno Cecilia Pérez al reflotar el escándalo que asoció a líderes del PS con narcotraficantes en la comuna de San Ramón provocó una nueva crispación de ánimos. Por cierto, la izquierda aprovechó la ocasión para usar la misma táctica que usa el cliente de un bar que no tiene dinero para pagar la cuenta: armar una pelea para generar desorden y descarrilar la agenda legislativa del gobierno.

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