Hay muchos pasajes de la Biblia que, siendo o no cristianos, cuestionan y mucho sobre cosas de la vida cotidiana. Uno de ellos cuenta de una visita que hizo Jesús a dos mujeres de una aldea, Marta y María. Resulta que al entrar Jesús a la casa, María se sentó a escuchar con atención lo que Jesús decía mientras que Marta, su hermana, se preocupaba para dejar la casa en orden ante tal visita. Cansada de los quehaceres, Marta le dijo a Jesús: “¿no te enoja que mi hermana me deje sola con las tareas de la casa? Dile que me ayude”. A lo que Jesús le contestó: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”.
Se preguntarán qué tendrá que ver todo esto con el título de esta columna. Resulta que por estos días, se conocieron dos noticias que ocuparon titulares importantes en la prensa de nuestro país. Fueron noticias que silenciosamente dejaron relucir la común confusión de muchos países entre lo urgente y lo realmente importante.
En una nota de El Observador fechada el 21 de agosto, se publica una entrevista que la periodista Magdalena Cabrera realizó a Mariano Palamidessi, director ejecutivo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) en la que se subraya la alarmante situación del sistema educativo de nuestro país. Se llega a hablar de que en los próximo años, Uruguay podría tener una generación de “dos razas” si todo sigue tal cual está. Solo por mencionar algunos datos de la extensa nota, únicamente “un 6% de los estudiantes que participaron de PISA 2009 con al menos un episodio de repetición logró acreditar laeducación media superior (bachillerato) cinco años después”. Dato que, como bien recuerda la periodista, “adquiere relevancia si se tiene en cuenta que cuatro de cada 10 liceales tienen extra edad, es decir, repitieron”.
Ese mismo 21 de agosto, el diario El País publica una nota titulada “No hay petróleo y oposición tilda de irresponsable al gobierno”, en la que se analiza el reciente anuncio del gobierno y la empresa francesa Total donde se informa que “no se pudo probar la existencia de petróleo en la exploración realizada en uno de los bloques que licitó la firma en el mar”.
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