El vocero de la campaña del No

Los procesos de cambio siempre tienen consecuencias no anticipadas. Ahora que la mayoría de los líderes de Chile Vamos parece inclinada a apoyar el Sí en el plebiscito de abril de 2020, los líderes que emerjan en la campaña del No a la nueva constitución podrán consolidarse en la medida que la votación por mantener el status constitucional actual logre una votación lo suficientemente alta.

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En estos días se da como un hecho que la votación a favor de una nueva constitución ganará ampliamente en el plebiscito de abril de 2020. El gobierno y la mayoría de los liderazgos en el oficialismo de Chile Vamos han declarado públicamente estar a favor del proceso constituyente. Por el contrario, la oposición a partir de una hoja en blanco para definir el conjunto de reglas de que regirán la convivencia y el contrato social en Chile aparece huérfana de líder. Aquellos que se consoliden como dirigentes de la campaña del No tendrán la oportunidad —en la medida que esa votación sea lo suficientemente alta— de convertirse en los nuevos líderes de la derecha. Si los votantes de este sector mayoritariamente optan por el No —abandonando así a los líderes del sector que llaman a votar que Sí—, el plebiscito de 2020 producirá también un terremoto en los liderazgos.

Desde el retorno a la democracia, la posición permanente de la derecha chilena respecto a los cambios constitucionales era a favor de reformas a la constitución de 1980. Redactada en dictadura, la constitución fue repetidamente modificada, con cambios muy importantes en 1989 —antes del retorno a la democracia— y en 2005 —durante el gobierno de LagosAdemás, a través de estos 30 años, muchas de las otras disposiciones consideradas como ‘enclaves autoritarios’ fueron gradualmente eliminadas —incluido el sistema electoral binominal.

Otras disposiciones que generaban desacuerdos —como los poderes y atribuciones del Tribunal Constitucional, el no reconocimiento a los pueblos indígenas, el concepto de estado subsidiario o la protección a la propiedad privada —no fueron modificadas. Tampoco se modificaron los altos quórums requeridos para modificar la propia constitución. Algunos de los puntos controversiales se basan en diferencias legítimas, y a menudo irreconciliables. Pero otros elementos, como el reconocimiento a los pueblos indígenas (cuestión que se ha impuesto como la norma en el mundo democrático) eran más difíciles de explicar.

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