A cinco días de que se realicen las primarias presidenciales de Chile Vamos y del Frente Amplio, hay fundadas razones para temer que una baja participación opaque las victorias de los candidatos que resulten ganadores el 2 de julio. Aunque éstos igual obtendrán el derecho a estar en la papeleta el 19 de noviembre, la ventaja que debieran tener sobre los otros candidatos que competirán por la Presidencia se disipará si la gran mayoría de los electores decide abstenerse este domingo.
Ya que las reglas del juego influyen sobre las tasas de participación, sabemos de antemano que cuando se realizan elecciones en invierno, cuando se prohíben casi todas las formas de publicidad y cuando los candidatos se rehúsan a participar en debates, la participación tiende a decaer. En un país donde ésta ya venía de caída, la decisión de realizar primarias en pleno invierno —en un día, además, en que la selección chilena de fútbol pudiera estar jugando la final de la Copa Confederaciones— no puede sino ser entendida como un autogol de una clase política deslegitimada e impopular.
Para empeorar las cosas, solo una de las dos coaliciones más importantes del país escogerá a su candidato el 2 de julio. Ya que la gran mayoría de los electores que regularmente apoyan a nombres de la centroizquierdista Nueva Mayoría se abstendrán de participar el 2 de julio, aún si las primarias de Chile Vamos y del Frente Amplio convoquen a un alto número de simpatizantes la participación general será especialmente baja. Después de todo, cuando la Nueva Mayoría utilizó las primarias de 2013 para escoger a su candidato presidencial, dos de cada tres chilenos que asistió a la urnas ese día optó por apoyar a alguno de los cuatro candidatos de la coalición centroizquierdista.
La ley de primarias establece que las coaliciones pueden, voluntariamente, utilizar ese mecanismo para nominar a sus candidatos para Presidente y para el Congreso. Pero ni Chile Vamos ni la Nueva Mayoría optaron por usar ese mecanismo. El Frente Amplio decidió escoger a sus candidatos parlamentarios en siete de los 28 distritos que componen el nuevo mapa electoral del país. Pero como esa coalición está recién en formación, parece improbable que atraiga un caudal significativo de votos. Si bien ellos hablan de atraer cerca de 500 mil votantes, la cifra parece optimista, toda vez que la propia Alianza solo logró atraer 900 mil votantes a sus primarias presidenciales de 2013.
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