A mediados del año 2013, como bien lo ha recordado Edgard Gutiérrez, sostuvimos en una presentación del Grupo Jirahara que el cambio político democrático en Venezuela no iba a ser televisado. No se trataba de un ejercicio especulativo. Se iniciaba el gobierno de Nicolás Maduro en aquel momento, pero ya era notorio el nuevo esquema oficial en materia de medios y comunicación: hegemonía y control.
La primera directriz pública de censura, de lo que pasaría a ser recurrente en estos años, la dio Maduro pocas horas antes de asumir oficialmente como presidente electo. El 18 de abril de 2013, antes de viajar a reunirse con Unasur, Maduro le advirtió en una cadena nacional de radio y televisión al canal Televén que dejase de transmitir los mensajes de Henrique Capriles. “Seré un presidente de mano dura”, advertía ya Maduro el día antes del acto de investidura que tuvo lugar al día siguiente, el 19 de abril de 2013.
Un mes después un Nicolás Maduro ya en funciones se reunió con los presidentes de Televén y Venevisión y se consumó el blackout que desde entonces afecta a Capriles y en general al liderazgo opositor, el cual ha quedado reducido a las reseñas de un minuto en algún noticiero televisivo y entrevistas matutinas dominicales.
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