Como lo hemos señalado en un texto anterior en Prodavinci, desde el poder político en Venezuela se intenta desconocer el fenómeno por el que está atravesado la sociedad venezolana: la emigración masiva. Se trata de un asunto de envergadura, con impacto social y económico dentro y fuera de Venezuela. En respuesta a sus efectos en los países de acogida, se mueven las piezas del ajedrez político e institucional en América del Sur, principalmente, con apoyo de entidades como la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
A fines de junio en Lima, el director regional de la OIM, Diego Beltrand, advertía sobre la necesidad de que los países sudamericanos se prepararan para hacer frente a los efectos de esta emigración masiva. Según sus estimaciones, desde 2016 y el primer semestre de 2018 salieron de Venezuela un total de 2 millones de personas. Desde ese momento –y la tendencia sigue siendo la misma–, los venezolanos que ahora salen del país mayoritariamente a pie para poder traspasar las fronteras, se están dispersando por varios países de la región: Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina y Chile.
La reciente visita de una delegación del Parlamento Europeo a las ciudades fronterizas de Cúcuta (Colombia) y Boa Vista (Brasil), donde están en este momento las mayores concentraciones de venezolanos, dio pie a que este 5 de julio se aprobara un contundente pronunciamiento sobre la crisis humanitaria en Venezuela, la cual tiene como trasfondo las crudas imágenes y vivencias que captaron los eurodiputados sobre el terreno.
El tratamiento académico y periodístico ha apelado al concepto de diáspora para referirse a esta emigración masiva de venezolanos. Un fenómeno que seguirá manifestándose en este 2018 y seguramente en 2019, en la medida en que no se resuelva la crisis económica.
Es común llamarle diáspora tanto en documentos académicos, en reflexiones intelectuales y en notas periodísticas. Contrasta de forma notable con el concepto de exilio que se le dio a la emigración cubana, también masiva, tras el triunfo de la revolución castrista en 1959.
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