La baja aprobación presidencial que tiene la Presidente Michelle Bachelet puede llevar a algunos aspirantes presidenciales a creer equivocadamente que la gente ya no quiere las reformas que Bachelet prometió como candidata en 2013. Si bien la portadora de las banderas del cambio erró en su diagnóstico sobre qué generaba el descontento ciudadano y en la forma en que quiso implementar las reformas, los chilenos siguen queriendo un líder que termine con el abuso, empareje la cancha, expanda las oportunidades y haga que el sistema de libre mercado funcione para todos.
Ahora que se ha desatado la carrera presidencial, un área en que los candidatos pueden marcar diferencias con sus rivales es respecto al gobierno de la Presidenta Bachelet y a sus reformas. Después de que Bachelet fue un Rey Midas electoral en 2013, ahora nadie parece querer estar cerca de una mandataria con menos de 20% de aprobación. La errática forma en que Bachelet ha reaccionado a los escándalos que han afectado a su círculo cercano y la incapacidad que ha demostrado para impulsar sus reformas y para responder a las expectativas de los ciudadanos ha llevado a varios a huir de cualquier cosa que se pueda asociar con Bachelet.
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