El peor error que puede cometer el gobierno del Presidente Piñera es caer secuestrado por el conflicto político en La Araucanía. Debido a que tiene otras prioridades que son más urgentes para el país en su conjunto, La Moneda no debiera dar la impresión de que es su primera prioridad. Además, porque comprensiblemente resulta más difícil avanzar ahora en el Plan Araucanía, se debería centrar en aquellas iniciativas que tienen mejores chances de llegar a buen puerto.
Nadie puede negar que las cosas en La Araucanía se han complicado. La muerte de Camilo Catrillanca ha hecho sustancialmente más difícil avanzar en el diálogo y el proceso de normalización y paz. El nombramiento de un nuevo intendente ha ayudado a descomprimir la presión. Pero Jorge Atton deberá experimentar su propia transición antes de poder ejercer efectiva y eficientemente su cargo. La renuncia del director de la CONADI, Jorge Retamal, constituye un obstáculo más que demorará la reactivación del Plan Araucanía. Luego, incluso los más optimistas saben que habrá que ser paciente para ver resultados en el proceso de diálogo y en la construcción de una nueva realidad de paz y cooperación en la zona.
Por eso mismo, el gobierno -que debe mostrar resultados de forma permanente para lograr que su aprobación esté en niveles saludables- debiera bajar el perfil a su involucramiento en la región. El mensaje razonable, inclusivo y abierto al diálogo que llevó el Presidente Piñera en su visita a la zona debieran eventualmente producir resultados. Pero es evidente que hay obstáculos para ver progreso inmediato. Todavía no está claro cuál fue el papel que jugó Carabineros en la muerte de Catrillanca, quiénes en el alto mando de la institución sabían de la destrucción de evidencia por parte de funcionarios policiales ni cuándo lo supieron. Además, al rechazar la invitación a reunirse con el Presidente Piñera, la familia Catrillanca ha dejado en claro que habrá un periodo de duelo antes de que se den las condiciones para retomar el diálogo.
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