Cuando se produce un vacío en la arena política, siempre hay algo que lo llena. Si el gobierno quiere evitar un inicio anticipado de la carrera presidencial, la mejor forma de hacerlo es ocupando la agenda con temas propios que le hagan sentido a la ciudadanía. De no hacerlo, el inicio de la carrera presidencial se hará inevitable y el síndrome del pato cojo se apoderará del gobierno antes de que éste llegue a la mitad del periodo.
El viejo dicho de “a rey muerto, rey puesto” puede ser insensible a la igualdad de género, pero explica muy bien las dinámicas de poder en política. Sea ocupado por un rey, una reina o persona de la realeza -para los que prefieren hablar en términos neutrales en lo que respecta a género- los tronos vacíos siempre son rápidamente ocupados por alguien.
En los sistemas presidenciales, el cargo de presidente es lo más parecido que tenemos a un trono y, al igual que lo que asevera el dicho, es altamente improbable que pueda existir por un tiempo prolongado la percepción de que hay un vacío de poder. Si el presidente en ejercicio no hace uso del poder real y simbólico del trono, la carrera presidencial por la sucesión llenará ese vacío mucho más temprano que tarde —independientemente de cuánto falte para la siguiente elección presidencial.
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