Como lo comenté en un artículo anterior, estoy en deuda con Tomás Straka por haberme vinculado a un proyecto ejecutado desde la Universidad Católica Andrés Bello, relacionado con el proceso de desdemocratización de Venezuela.
Venezuela gozó de un modelo democrático considerado entonces como ejemplar en América Latina, en los años 1970 y 1980. En aquel momento prevalecían dictaduras en países como Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, y mientras tanto se registraban conflictos armados en varios países de Centroamérica, y en México imperaba lo que Mario Vargas Llosa definió como la dictadura perfecta del PRI.
En contraste con lo que ocurría en muchas realidades latinoamericanas y caribeñas, Venezuela tenía un sistema democrático entonces bien valorado. Sin embargo, registró un verdadero ocaso de su sistema a lo largo de 1990 y eso terminó dando paso al triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998.
La Revolución Bolivariana, como se llamó inicialmente al proceso desencadenado por el chavismo, prometió un verdadero golpe a la mesa del estatus quo social, político y económico de Venezuela. En efecto lo hizo.
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