Después del duro revés electoral de fines de 2017, la oposición centro-izquierdista cayó en una profunda crisis de identidad. Si bien lograron unirse para evitar que la derecha alcanzara el control del Congreso, la falta de un líder unificador en la izquierda le permitió al gobierno del Presidente Sebastián Piñera anotarse victorias claves durante sus primeras seis semanas. Justo ahora que el gobierno tropezó torpemente con el fallido nombramiento del embajador en Argentina, la oposición parece haber encontrado finalmente un líder. El retorno de la ex Presidenta Michelle Bachelet a la arena política le da la oportunidad de hacer valer su mayoría en el Congreso. Independientemente de si Bachelet mantendrá su promesa de no volver a buscar la Presidencia, el solo hecho de que haya levantado la voz significa que la oposición podrá ordenarse en torno al único liderazgo político que, hoy por hoy, puede hacerle el peso a Piñera.
Si bien Piñera logró una enorme hazaña al convertirse en el primer líder de derecha en ganar dos elecciones presidenciales—mejorando en 2017 su votación de 2013—, Bachelet todavía sigue ostentando el récord de haber completado dos períodos al mando del país. Es verdad que el primero fue mucho más exitoso que el segundo, y que su aprobación al dejar el poder en marzo de 2018 distaba mucho de la enorme popularidad que tenía en marzo de 2010. Pero Piñera dejó un registro bastante discreto en aprobación presidencial en su primer período. Si logra en su segundo mandato los altos niveles de aprobación que Bachelet tuvo en la segunda mitad de su primer período, entonces recién ahí el líder de Chile Vamos podrá igualar el impresionante registro de la ex Mandataria en el poder.
De no mediar alguna circunstancia extrema, cuando Piñera complete su período en marzo de 2022, Chile habrá vivido 16 años bajo Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera. Esa estabilidad en la Presidencia esconde un hecho no trivial. La única vez que Bachelet y Piñera se enfrentaron —en 2005 la victoria fue para ella. Es imposible adivinar qué pasaría si los dos se enfrentaran hoy en una contienda, pero es evidente que ambos constituyen los líderes electoralmente más potentes de sus respectivas coaliciones. Para muchos, Ricardo Lagos podría ser un gran líder, pero su incapacidad para amarrar el apoyo de los partidos de izquierda muestra que su llegada en ese sector es menor que la de Bachelet.
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