La vida, la economía y el proceso constituyente

Al relacionar el proceso constituyente con la economía, el Presidente Piñera pudo equivocar la forma, pero apuntó en el fondo. Si la crisis económica nos golpea tan fuerte como hoy anticipan los expertos, será imposible que el proceso constituyente produzca los resultados que la gente espera en materia de pensiones, salud y otros servicios públicos.

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La falsa disyuntiva entre economía y vida ha llevado a muchos a rasgar vestiduras cada vez que alguna autoridad hace referencias a la imperiosa necesidad de proteger la economía y evitar el desempleo. Si bien debiera ser fácil entender que la protección de la vida pasa por la protección de la economía, hay quienes insisten en separar ambos valores y en ordenarlos según su importancia absoluta. Esas personas debieran también ser consecuentes y pensar que, si la vida está por sobre todo, la mejor forma de protegerla es votando Rechazo en el plebiscito de octubre.  

En las últimas semanas, mucha gente razonable ha repetido la equivocada afirmación que la vida es más importante que la economía. Si bien todos valoramos la vida más que muchas otros bienes o valores —especialmente cuando se trata de las vidas que más nos importan—, es un error suponer que se le puede separar de la economía. Después de todo, para sustentar la vida humana en las sociedades modernas se requiere de una economía saludable y desarrollada. Cuando la economía no funciona, la gente sufre. Cuando hay crisis económica, aumenta la pobreza, la mortalidad infantil, la desnutrición y el hambre. Cuando escasea el desarrollo económico, disminuye la esperanza de vida. Es evidente que aquellos que quieren proteger la vida por sobre todo debieran poner algo de atención a la economía. No hay mejor forma de proteger la vida de las personas que en sociedades desarrolladas con suficientes recursos para ir en ayuda de los enfermos.

Los países con mayores niveles de desarrollo tienen más recursos para combatir, por ejemplo, el coronavirus. Si en Chile la discusión en las semanas recientes ha sido sobre qué tantos respiradores mecánicos ha logrado comprar el país para asistir a los enfermos más graves de coronavirus, en países menos desarrollados económicamente que el nuestro, el debate es sobre la falta de recursos para poder comprar más respiradores. El desarrollo económico hace que se salven más vidas. Por eso es imposible hacer competir como prioridades la protección de la vida con la protección de la economía. Los dos conceptos son inseparables en las sociedades modernas.

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