La magra participación electoral en las elecciones internas de Revolución Democrática (RD) levanta legítimas dudas sobre la cantidad real de militantes que tiene el partido. La poca capacidad de convocatoria de RD lleva a pensar que, aunque diga favorecer una mayor participación ciudadana y busque mecanismos para que la gente se involucre más, RD —y, en general, el Frente Amplio (FA)— no serán entusiastas promotores de las primarias abiertas para seleccionar a los candidatos a alcalde en 2020. Como la posibilidad de formar un gran pacto de oposición centroizquierdista depende de que todos los partidos negocien candidaturas de unidad en las 345 comunas de Chile, RD probablemente querrá que las decisiones de quiénes serán los candidatos del pacto de izquierda sean tomadas por los liderazgos partidistas y no por los potenciales electores.
Para nadie debiera ser sorpresa que los partidos políticos tienen poca capacidad de convocatoria. Es verdad que las cifras de militantes siempre están infladas y que, después de que entró en vigor la ley que obliga a los partidos a reinscribir —refichar— a sus militantes, muchas agrupaciones simplemente tercerizaron la tarea en operadores que salieron a juntar firmas. Al parecer, varios partidos recurrieron a la ya tradicional excusa de reclutar militantes engañosamente a través de la petición de firmas para defender las ballenas —una imagen que se basa en uno de los primeros escándalos por inscripciones falsas, protagonizada por el Partido Humanista (ahora miembro del FA) hace ya dos décadas.
La convocatoria a las elecciones internas de RD fue especialmente baja. De sus casi 43 mil militantes inscritos, solo emitieron su voto 3.500. El hecho que se podía votar online desde la comodidad del hogar o desde cualquier teléfono inteligente bajaba los costos de votar al mínimo. Como la elección aparecía muy reñida, había buenas razones para creer que la participación sería más alta.
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