Los partidos políticos: un mal necesario

Porque las amenazas que enfrentará Chile en 2021 son demasiado complejas y hay muchas cosas que pueden salir mal, es esencial que los que valoran la democracia defiendan con ahínco y fuerza la importancia de los partidos políticos. Aunque funcionen mal, los partidos siguen siendo esenciales para la democracia. Por eso, en vez de celebrar su debilitamiento, debiéramos entender que, cuando los partidos dejan de existir, la democracia tampoco tiene mucha vida por delante.

Author

La democracia representativa nunca ha funcionado bien sin partidos políticos. La moda actual que lleva a muchos a creer que los independientes son moralmente superiores a los militantes de partidos es una receta para el fracaso y un caldo de cultivo para el populismo. Si los partidos se siguen debilitando en Chile, no debiéramos sorprendernos después cuando la democracia también termine debilitada. Ningún proceso constituyente—ni tampoco una nueva constitución—puede remplazar el crucial rol que tienen los partidos en democracia. El día que desaparezcan los partidos políticos, desaparecerá también la democracia en Chile.

En la campaña para la elección de los miembros de la convención constitucional el 11 de abril, la oferta de candidaturas amenaza con confundir todavía más a la población. Porque un exceso de candidaturas ahuyenta y confunde a los votantes, la calidad de la democracia no está positivamente relacionada con el número de candidaturas. Después de que el número de candidaturas alcanza un saludable óptimo, la presencia adicional de candidatos comienza a significar retornos negativos.

El exceso de candidaturas, especialmente las de independientes, presenta dos problemas evidentes. El primero tiene que ver con la confusión que produce la presencia de demasiados candidatos en la arena pública. Porque la gente tiene tiempo limitado y una capacidad de atención también limitada, mientras más candidaturas hay desplegadas, más se confunde la gente. Con las campañas pasa algo similar a lo que ocurre cuando la gente debe escoger un seguro de automóvil o quiere comprar un nuevo televisor. Siempre es bueno tener opciones. Pero cuando las opciones son demasiadas, la gente se confunde y al final les resulta más difícil escoger. Eso hace que mucha gente decida comprar el mismo seguro todos los años o renovar el televisor comprando otro de la misma marca. El exceso de opciones no siempre ayuda a que los mercados sean más competitivos.

Para leer más, visite El Libero.

More Commentary

The Leftist Experiment in Bolivia Nears Its End

Despite the hurdles, the MAS crisis and Morales’s waning popularity hint at a possible political shift, one that could strengthen Bolivia’s battered democracy, pave the way for judicial reform, and address urgent environmental issues.

Read more >

The Economy Doomed Harris. Will It Doom Trump?

The paradoxical thing about Trump’s victory is that though Republicans likely won because of the importance of the economy and voters’ perception of the Democrats’ mishandling of it, Trump’s agenda based on lower taxes, higher tariffs and migrant deportations threatens to derail the recovery.

Read more >

No, Mexico Is Not Returning To Its Authoritarian Past

With the Morena party capture and dismantling of Mexico’s institutional structure, it is often declared that the country has reverted to the one-party system that dominated its politics for most of the 20th century. Yet, this interpretation is both a misreading of history and an inaccurate analogy.

Read more >
Scroll to Top