En caso de que gane el Apruebo en el plebiscito del 26 de abril, la composición más probable de la Convención Constituyente será una mezcla de caras conocidas de la política actualmente retiradas, figuras emergentes que buscan entrar al club de políticos profesionales y una minoría de ciudadanos sin vinculación partidista que sean lo suficientemente afortunados —o que hayan tenido recursos para hacerse conocidos en los meses de campaña. Porque lo único peor que entregarle la potestad de redactar la nueva constitución a la clase política actual es dársela a políticos suplentes, lo más razonable para aquellos interesados en promover el bienestar y la estabilidad del país es votar Rechazo en el plebiscito del 26 de abril.
La hoja de ruta constitucional establece que la elección de la Convención Constituyente se realizaría junto a las elecciones para gobernadores, alcaldes y concejales el 25 de octubre. Resulta inconveniente asociar una elección tan trascendental como la de una Convención Constituyente a una contienda que estará marcada por preocupaciones regionales y locales. Además, la elección de gobernadores, alcaldes y concejales ya presenta el complejo desafío de que el número de candidatos será demasiado alto. En casi todas las comunas habrá más de 50 candidatos para esos cargos. La decisión de mezclar las elecciones locales y regionales con la de la Convención Constituyente pone a prueba la capacidad de reclutamiento de candidatos por parte de los partidos políticos y de los movimientos que decidan participar en la contienda.
Como los miembros de la Convención Constituyente —en caso de que gane la opción de una convención 100% electa— no podrán ser candidatos a cargos de elección popular en la contienda de 2021, todos los legisladores que aspiren a mantener sus carreras en el Congreso a partir de marzo de 2022 tendrán buenas razones para no ser candidatos en la elección de los miembros de la Constituyente en octubre de 2020.
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