Para la Alianza Cambiemos, que llevó a Mauricio Macri a la presidencia, la renovación de la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado representará un plebiscito al año y medio de su gestión, y el resultado de la elección en la provincia de Buenos Aires dejará en claro cuánto ha impactado el populismo kirchnerista a los sectores pobres.
Para el domingo 13 de agosto están previstas las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias que pocos partidos o frentes electorales utilizan como competencia interna, donde los hechos dejan en claro las preferencias ciudadanas. Finalmente, el domingo 22 de octubre se realizarán las elecciones generales entre los candidatos surgidos de las primarias.
El oficialismo que gobierna en la Argentina aumentará sus bancas en el Congreso Nacional-integrado por 257 diputados y 72 senadores-pues pone en juego solamente 39 escaños de los 127 que se renuevan en Diputados y 3 de los 24 del Senado.
Donde el gobierno podrá hacer la mayor diferencia será en la provincia de Buenos Aires, que elige 35 diputados nacionales, en la cual Alianza Cambiemos le vence el mandato sólo por 3 legisladores. Además, en el distrito electoral más poblado de la Argentina -representa casi el 40% del padrón electoral- se renuevan los 3 lugares en el Senado de la Nación, en donde el oficialismo no tiene ninguna banca en disputa. En 2015 la candidata a gobernadora de Macri, María Eugenia Vidal, se impuso al candidato kirchnerista y ello fue decisivo para el triunfo de Cambiemos en la segunda vuelta presidencial.
Por otro lado, en la elección de senadores-donde el partido con más votos ocupará 2 bancas y 1 el segundo lugar- Cambiemos necesitará hacer una muy buena elección para ingresar un legislador, al menos como minoría en el Senado, y llevarse un tercio de las 35 bancas de diputados en juego en la provincia de Buenos Aires.
Difícilmente Alianza Cambiemos podrá vencer en las legislativas sin un buen resultado en territorio bonaerense que le permita sumar, a nivel nacional, el 34 por ciento de los votos que Macri obtuvo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de octubre del 2015.
Además, los candidatos de Macri competirán en la provincia de Buenos Aires nada menos que con la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner (CFK), quien encabezará una lista de Senadores Nacionales; así como con el diputado y ex candidato presidencial, Sergio Massa.
En el territorio donde se librará electoralmente “la madre de todas las batallas” se podrán dar seis resultados con consecuencias en cada sector político. Por ejemplo, si el candidato de Macri resulta vencedor y Cristina queda tercera, entonces el kirchnerismo probablemente termine reducido a una expresión simbólica. En cambio, si el oficialismo queda tercero, ello afectará su gobernabilidad en los dos años restantes y la probabilidad de reelección presidencial de Macri dependerá principalmente de un repunte económico significativo. En el caso de Sergio Massa, ex Jefe de Gabinete de CFK, si gana o sale segundo, su panorama para el 2019 pinta positivo. Si termina tercero su sector quizás sufra un reacomodo político.
De los distintos escenarios que ofrece la elección bonaerense se deduce la necesidad del macrismo de polarizar con el kirchnerismo, tanto para lograr triunfar y llevarse la mayor cantidad de bancas, como para dejar en el camino a Massa, del Frente Renovador Peronista.
Pasado el 22 de octubre, el oficialismo podrá argumentar que aumentó sus bancas en ambas cámaras del Congreso Nacional, pero el dato que medirá su real performance será el resultado de la elección bonaerense y ello impactará en la cantidad de votos totales que el gobierno de Cambiemos obtenga para diputados nacionales en todo el país.
Todo esto en un contexto económico-social complicado para el gobierno de Macri, y con CFK y varios de sus ex funcionarios desfilando por tribunales acusados de corrupción.
Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).