Cuando distintas voces advierten sobre los riesgos de la llegada del populismo a Chile, el gobierno de la Presidenta Bachelet ha dado señales de que no necesitamos esperar al próximo gobierno para sentir los vientos del populismo. Al responder apresuradamente a una masiva manifestación nacional contra las AFP, la Presidenta Bachelet ha realizado una propuesta que combina el populismo con el voluntarismo colectivista que supone que solo porque una ley pida solidaridad, los actores económicos dejarán de responder a los incentivos estructurales que enfrentan.
Entre las principales propuestas de la reforma previsional anunciada por la Presidenta Bachelet el martes pasado, destaca una velada crítica al lucro: “las pérdidas en los fondos de los trabajadores no pueden ser un negocio para nadie”. La Presidenta añadió que “en los periodos en que los fondos de un afiliado tengan rentabilidad negativa, las administradoras deberán devolver en su cuenta las comisiones cobradas durante ese tiempo”. De aplicarse esa reforma, los fondos de pensiones tendrán cero incentivos para invertir en riesgo. Como buscarán evitar tener rentabilidades negativas en vez de optimizar la rentabilidad, los fondos tendrán bajas tasas de retorno que depreciarán el valor de los ahorros acumulados. Si a un equipo de fútbol le pagan solo por evitar que le metan goles, es improbable que ese equipo gane partidos.
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