Vuelvo a leer diversos mensajes que circularon en las redes sociales una vez que se supo la muerte de Mercedes Pulido de Briceño. Algunas personas la recordaban en su rol de profesora tanto de pregrado como de postgrado, lo más adultos trajeron a colación su papel singular en la gestión pública, se le recordó como mujer de avanzada, también se mencionó su paso por organismos internacionales y no pocos lamentaron su muerte porque ya no podrían leer más sus artículos de prensa. Así fue ella, polifacética y comprometida con Venezuela.
En un artículo al inicio de este año recordé una anécdota que marcó mi relación con Mercedes. En una celebración navideña coincidí con ella y como en ocasiones anteriores pulsé su opinión con la pregunta ineludible entre ambos: ¿Está tocando fondo la crisis que nos agobia a los venezolanos? La primera vez que hablamos de aquello fue en medio del fragor de los años 2002-2003, cuando ella dirigía la revista SIC del Centro Gumilla. Su visión, entonces, era que aún estábamos muy lejos de tocar fondo como sociedad. Sólo cuando toquemos fondos vendrá el verdadero cambio en Venezuela, me decía.
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