Chile observa una singular contradicción entre el discurso colectivista, con declaraciones elogiosas sobre los proyectos de país, que albergan los líderes de la renovación izquierdista y la realidad crecientemente personalista que caracteriza a la actividad política. El quiebre de Revolución Democrática con el gobierno de la Presidenta Bachelet —en el que hasta hace poco varios de sus miembros ocuparon cargos de confianza, y en el que hoy otros siguen trabajando— y el quiebre interno en Izquierda Autónoma confirman el creciente individualismo que vive el país. Aunque los líderes del movimiento estudiantil de 2011 se llenen la boca con odas a los proyectos colectivos, la realidad muestra que ellos también se mueven por la fuerza del individualismo típica en sociedades capitalistas.
Si quiere leer mas, visite El Libero.