No es poca cosa la historia latinoamericana de golpes militares. La historiografía está repleta de condenas a los golpes de derecha y a las rebeliones de izquierda. Nunca hubo nada más que sacara de sus casillas a Hugo Chávez que catalogarlo de golpista por su fallido punch de febrero de 1992.
La frase ruido de sables ha devenido en sinónimo, desde que comenzara a usarse en Chile hace casi un siglo, de una situación de tensión dentro del sector castrense. El ruido de sables hace referencia a que algo huele mal en Dinamarca. Los cuarteles están inquietos, se preparan rebeliones o existe un estado de inquietud en torno al rol que pueda jugar la fuerza armada.
No es nuestra especialidad el estudio de lo que acontece en los cuarteles en Venezuela, pero algo debe estar ocurriendo, cuando se registran dos hechos que en apariencia no tendrían conexión alguna.
Por primera vez en la historia venezolana del último siglo no habrá un desfile militar para conmemorar el 24 de junio. Ese día se recuerda a la batalla de Carabobo, en 1821, y la exitosa estrategia militar de Simón Bolívar. Hace 7 décadas precisamente para honrar a los uniformados se escogió esta fecha como día del ejército venezolano.
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