Tarek, Neomar Lander también es tu hijo. Es mío también, siendo cónsonos con el poema de Andrés Eloy. Su muerte me conmovió de forma particular. Y más me removió ver la diligente versión oficial para, rápidamente, endosarle políticamente este fallecido a la oposición. Podría pensar que alguien como el ministro Reverol tiene apuro en deslindarse de una eventual responsabilidad, ya que cualquier muerto por el uso indiscriminado e indebido del armamento finalmente le perseguirá a él, particularmente.
Cualquiera sea la circunstancia en la que murió Neomar me duele igual. Un día después de su muerte me vestí de luto y recé por su descanso.
He vuelto a leer tus mensajes en Twitter de ese día aciago, poeta, en el que ese chamo –tu hijo y mi hijo- perdió la vida. No encuentro ninguno en el que acompañes a la familia, no pude hallar un mensaje en el que siendo tú el defensor del pueblo, manifiestes tu estupor y desazón por la muerte de Neomar.
Tú mejor que nadie lo sabes, ahora que te codeas con tantos militares, que la palabra tiene un enorme poder, incluso más que las armas. Tenía la esperanza de que tu alma de poeta se impondría sobre la del operador político, para darle una palabra de consuelo a la familia de Neomar, que en definitiva sería una palabra de consuelo al país.
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