En el contexto de los últimos acontecimientos en Venezuela, es necesario recordar cuál es el origen de la actual crisis que vive el país. En los últimos meses, algunos intelectuales realmente trasnochados y políticos oportunistas levantaron su voz de protesta. Aseguraron que en Venezuela el pasado 23 de enero, cuando Juan Guaidóasumió la Presidencia interina, se consumó un golpe de Estado. Tal vez las cosas no hubiesen llegado a este punto en Venezuela si esos mismos intelectuales y políticos, algunos con influencia pública, hubiesen alertado sobre el «golpe desde el Estado» que durante tres años llevó adelante de forma recurrente Nicolás Maduro.
La decisión internacional de desconocer a Maduro y de ratificar la legitimidad de la Asamblea Nacional (Parlamento) fue fruto de un proceso que se inició en diciembre de 2015 cuando tuvo lugar la última elección realmente democrática del país. En las urnas, el pueblo votó mayoritariamente para que la oposición alcanzase la mayoría calificada de curules parlamentarios. En un primer momento, el chavismo reconoció su sonora derrota, pero en pocos días cambió de estrategia e inició una operación para desmontar el Estado de derecho en Venezuela.
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