Para cada problema complejo hay una respuesta clara, simple y equivocada. Sin embargo, la respuesta equivocada que explica las desgracias argentinas no es una, sino que son dos: Estados Unidos y el peronismo. Como de uno se encarga Trump, examinemos el otro.
Culpar al peronismo de todos los males tiene un aspecto positivo: vende libros. En contrapartida, tiene dos aspectos negativos. El primero es que el 60% de los argentinos insiste en votar, en cada elección, a candidatos que se reconocen peronistas. Los hay kirchneristas, massistas y con capacidades electorales diferentes, porque se dividen para multiplicarse. Pero no se acaban. El peronismo es como el clima: hay que aceptarlo o emigrar.
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