El evidente interés en lanzar sus candidaturas que ya muestran varios de los interesados en competir en la contienda presidencial de 2021 contrasta con el poco interés que tiene la opinión pública en la carrera que se iniciará en dos años. Como artistas que quieren empezar el show antes de que el público llene las butacas de la sala de conciertos, los aspirantes a presidenciables están perdiendo su tiempo y también su energía.
A menos que Michelle Bachelet decida sorpresivamente volver a presentarse como candidata, la elección de 2021 será la primera contienda desde 2005 sin un expresidente entre los candidatos. Como éstos siempre gozan de mayor reconocimiento de nombre, la elección de 2021 parece perfilarse como la más competitiva y abierta en 16 años. Eso ha destapado el apetitito de muchos políticos, de todos los colores y edades, que aspiran legítimamente a llegar a la primera magistratura.
Como suele ocurrir en muchos países, los candidatos perdedores de la última elección gozan de algo de reconocimiento de nombre. No sorprende que hoy Beatriz Sánchez y José Antonio Kast lideren las encuestas de intención de voto (aunque sí que Alejandro Guillier no aparezca entre los más nombrados cuando se hace la pregunta abierta sobre quién cree usted o quién le gustaría que fuera presidente). Pero esas encuestas dicen mucho más sobre la memoria de quienes aparecieron como ganadores parciales en la elección más reciente, que sobre una intención de voto firme y comprometida hacia 2021.
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