La vida tiene sus vueltas. Y tal vez las palabras verdaderas surgen cuando una persona ya nadie tiene que perder.
Cuando se está de despedida, porque ya no se ejercerá una posición, es tal vez el momento de mayor sinceridad en una persona.
Es el marco que le doy a las declaraciones del brasileño José Graziano da Silva, quien en los días finales de su paso como director general de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha terminado por reconocer el problema severo de hambre que existe en Venezuela.
En el cargo desde 2011, teniendo dos períodos, concluyó este 31 de julio su administración. Llegó a este cargo gracias a la ola de idolatría que había generado Lula da Silva (2003-2011) y su programa “Hambre Cero”. José Graziano no sólo fue ministro de Lula, sino que fue el artífice del aquel programa bandera, del hoy caído en desgracia expresidente brasileño.
Y claro, en su momento tuvo el claro respaldo de los países que simpatizaban con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez. Además de ser el primer latinoamericano en ocupar tan alta posición en esta agencia especializada de la ONU.
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