Está claro que América Latina no es un solo país. Asimismo, a Estados Unidos no le ha quedado otra opción que muchas veces mirar la región como una misma masa de países. Porque si bien los que siguen “gritando contra el imperio” son cada vez menos, los que callan ante esos gritos son cada vez más. Nadie se atreve, en la región, a frenar la ola de discursos vacíos de mea culpa.