El gobierno del Presidente Sebastián Piñera debiera definirse ideológicamente al centro de un espectro político que va desde Nicolás Maduro en la extrema izquierda hasta Donald Trump en la extrema derecha. Dejando en claro que tiene tantas diferencias con ambos en cuestiones como el respeto a las instituciones democráticas, el manejo económico, el proteccionismo comercial y la valoración por la diversidad en todas sus dimensiones, el Mandatario debiera ser claro en que su visión de mundo discrepa de los extremos a los que Maduro y Trump quieren llevar a sus países respectivos. De igual forma, porque los países deben defender sus intereses y valores de forma pragmática y razonable, el gobierno chileno no debiera involucrarse activamente ni en las justificadas críticas a la forma irresponsable en que Maduro ha gobernado a su país, ni tampoco en la creciente ola de críticas hacia el injustificado proteccionismo comercial que Donald Trump ha convertido en tema central de su política internacional.
Aunque mucha gente alegue que las ideologías han pasado de moda, es innegable que los gobiernos tienen visiones de mundo que pueden ser asociadas con posturas a favor de la libertad -derecha- o que en cambio privilegian más la igualdad -izquierda-. El gobierno de Sebastián Piñera indudablemente tiene posturas de derecha en cuestiones económicas y valóricas. Pero la derecha de Piñera no es la misma que existe en el resto del continente. A diferencia de la de Donald Trump, que promueve políticas proteccionistas y anti inmigrantes, la derecha de Piñera es acérrima defensora del libre comercio y la integración. Mientras Donald Trump implementa políticas que separan a los niños inmigrantes de sus familias, Sebastián Piñera intenta reformar el Servicio Nacional de Menores en Chile para darle a todos los niños que viven en el país un trato digno y mejores oportunidades.
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