¿Quién financia la pre-campaña presidencial?
Corresponde legislar a la brevedad un marco legal que regule la pre-campaña y obligue a la rendición de cuentas de los aspirantes que ya están en terreno.
Corresponde legislar a la brevedad un marco legal que regule la pre-campaña y obligue a la rendición de cuentas de los aspirantes que ya están en terreno.
Ante la irrupción de la marea derechista conservadora en el mundo —y su versión chilena—, la izquierda se encuentra en una posición defensiva, justificando y defendiendo las reformas que implementó Bachelet, especialmente aquellas de su segundo gobierno. Pero la izquierda chilena no está pensando en qué proyecto de país quiere construir.
Así como han estado las cosas en años recientes, deponer la movilización y abrir espacios de negociación para mejoras concretas es la mejor noticia que podría recibir el sistema de educación pública.
La actitud excesivamente comprometida que tuvo el Presidente Piñera con el esfuerzo por derrocar a Maduro tiene algo que ver con el flujo migratorio de venezolanos hacia Chile. Ahora el Presidente parece moralmente obligado a abrir la puerta a los refugiados que huyen de ese país.
Es verdad que no hay intento de diálogo que sirva si la oposición mantiene una postura intransigente, pero el gobierno equivoca el camino al creer que la gente va a castigarla por bloquear sus iniciativas legislativas. Tendría mucho más sentido que el gobierno se dedicara a hacer política, en el sentido más descarnado del término, y saliera a buscar los votos que necesita para lograr que sus propuestas de ley logren ir avanzando en el Congreso.
Si bien Piñera ajustó el gabinete, el cambio no fue lo suficientemente amplio ni profundo como para limpiar el contaminado aire político que tiene a las iniciativas de gobierno entrampadas en el hostil Congreso controlado por la oposición.
Hay buenas razones para pensar que Bachelet querrá volver. Su proyecto de nueva constitución está incompleto y su compromiso con la causa de izquierda la pueden inducir a sacrificar su tranquilidad para evitar que la derecha vuelva a ganar una contienda presidencial.
Hay buenas razones para pensar que Bachelet querrá volver. Su proyecto de nueva constitución está incompleto y su compromiso con la causa de izquierda la pueden inducir a sacrificar su tranquilidad para evitar que la derecha vuelva a ganar una contienda presidencial.
En un sector que dice favorecer la libre competencia y gusta que los electores tengan opciones, nadie debería sentirse demasiado nervioso por la aparición de un nuevo referente político.
Las propuestas del Presidente sobre disminuir el número de parlamentarios y limitar su reelección son populares, pero no constituyen un tema prioritario para la gente. Además, no se basan en evidencia sólida y, por todo lo que sabemos, no solucionarán ningún problema real. Peor aún, contribuirán a debilitar las instituciones de nuestra democracia.