¿Refugiados o migrantes? En la propia definición que terminen dándole los países receptores y los organismos internacionales a la salida masiva de venezolanos, está una de las claves sobre la nueva dinámica regional para abordar la crisis humanitaria en Venezuela. Junto a esto, la tensión subyacente sobre el marco político o humanitario que tiene la discusión entre países y agencias internacionales. Y en el fondo está el dinero. Sí, también hay una no siempre callada lucha por la captación de fondos para atender la crisis.
Durante la primera semana de este mes de septiembre ocurrieron dos sesiones de discusión sobre la crisis venezolana y su impacto migratorio en la región. La primera tuvo lugar en Quito, el 3 y 4 de septiembre, la segunda en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) un día después. En realidad, la segunda presionó para que ocurriera la primera, y la realización de ambas deja al desnudo la incapacidad en este momento de que haya una sola agenda para enfrentar la crisis.
De acuerdo con cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), al 31 de agosto de 2018 hay 2,3 millones de venezolanos que están principalmente en Sudamérica (90 por ciento). De esos, un total de 1,6 millones lo hizo desde 2015, de acuerdo con los saldos migratorios de los países receptores. Consulté a varios expertos, y no es exagerado estimar que a la vuelta de un año se hable de un éxodo de 5 millones, dada la creciente y al parecer irresoluta crisis económica, junto a la ausencia de un horizonte cierto de cambio político.
Como lo indicamos en un texto anterior en Prodavinci, Venezuela no ofrece datos migratorios por más de una década. Así que no hay manera de saber oficialmente cuántos venezolanos se han ido del país. A la cifra ofrecida por la ONU, se debe sumar un 10 por ciento más, según me indica un funcionario de Naciones Unidas en la frontera, por la cantidad de personas que sencillamente salen del país por trochas, sin pasar por un puesto fronterizo formal.
Para leer más, visite Prodavinci.