Source: Rodrigo Buendía/AFP
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Tras la elección del pasado domingo 7 de febrero, Ecuador enfrentará un balotaje entre Andrés Arauz y Guillermo Lasso. Lo cierto es que más allá de cual sea el resultado el próximo 11 de abril, día en que se desarrollará la segunda vuelta, el desafío que hoy tiene el país en su política económica es grande. Y dado, en parte por la incertidumbre detrás del balotaje. Pero también porque no está clara la capacidad de diálogo y cooperación de sus principales actores. Lo cierto es que el país tiene retos económicos de corto y mediano plazo que requieren acciones.
Hoy Ecuador tiene enormes desafíos económicos por delante que arrastra mucho antes de la pandemia. Un déficit fiscal que ronda en un 8 por ciento, y una deuda publica que ronda en un 70 por ciento del producto—cuyo principal acreedor es China, quien a su vez es el principal proveedor del Estado. Recordemos que, para acceder al financiamiento chino, Ecuador debió acordar a un bajo precio para los barriles de petróleo al gigante asiático. A todo esto, vale resaltar que Ecuador es una economía dolarizada, por lo tanto, no tiene la independencia para emitir su moneda de uso, lo que tampoco sería la solución final (basta con recordar la crisis del Sucre en el 1998). Pero lo que sí, la hace más vulnerable aún en términos económicos al no contar con un instrumento de la competitividad como es la política monetaria. La pobreza y la inequidad seguirán siendo las principales causas de muerte y conflictos sociales en Ecuador, según un reciente informe de las Naciones Unidas.
Desde la esfera política, hay alternativas frágiles. Por un lado, está el retorno del correísmo en un contexto diferente al de la época de Correa (2007-2017). Ecuador no cuenta con un fondo petrolero, ni con un dólar devaluado ni con un precio del petróleo de más de USD $60 o 70 por barril. Con lo cual, la viabilidad de un gasto gubernamental expansivo está en entredicho. Arauz—el candidato correista—ha dicho que puede echar una mano de las reservas del Banco Central para financiar una transferencia de USD $1,000 por familia; sin tener en cuenta las consecuencias para el balance del banco ni en las expectativas de los agentes económicos.
En el otro lado de la contienda estaría un candidato que necesita construir puentes, tal vez demasiado extensos. En el segundo lugar está el candidato Guillermo Lasso—un banquero conservador. Si él quiere ganar, tendrá que convocar a su rival (Yaku Pérez) y a sus votantes. Nada fácil. Existen considerables diferencias ideológicas y programáticas; suficientes para poner en duda la credibilidad de un acuerdo de apoyo electoral o de gobierno. Sin embargo, la debilidad electoral de estos candidatos es su mayor fortaleza.
Los dos candidatos que buscaron el segundo lugar apenas obtuvieron un quinto del total de votos. Para ganar, requieren abrir su campaña a otras propuestas, y potencialmente, requieren abrir su gobierno a otras fuerzas. Esta necesidad de formar una coalición se puede traducir en mayor apoyo social. En un contexto de dificultades fiscales, económicas y sanitarias, quien será el próximo presidente necesita una base social y política amplia sobre la cual asentarse. Visto así, la necesidad de una colación amplia es una estrategia de supervivencia.
Del otro lado, Andrés Arauz tiene su propio dilema. Rafael Correa es su principal fortaleza y debilidad. Puede encerrarse en el correísmo, mantener su votación y, eventualmente, su soporte político mientras intenta arañar unos votos más. Alternativamente, puede desligarse de Correa y disputar un electorado más amplio, sin ataduras; al costo de alienar a sus votantes. ¿Será Arauz el segundo ‘traidor’ del correísmo? En cualquiera de los dos casos, si llegase a ser gobierno, tendría una base política más vulnerable, lo que haría menos viable su política redistributiva. Más allá del resultado electoral, los políticos ecuatorianos necesitan ayuda de afuera de sus bases para gobernar.
Raúl Aldaz (@raulaldaz) es un profesor de la Universidad de las Américas – Ecuador.
Nicolás Albertoni (@N_Albertoni) es un profesor de la Universidad Católica del Uruguay – Uruguay.