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Hoy, tanto en Argentina como en el resto de los países, nos encontramos desafiados por un futuro que entrelaza grandes progresos con grandes incertidumbres para el desarrollo de nuestras comunidades. Las distintas evoluciones vinculadas con la creciente globalización e interdependencia entre naciones se ven afectadas por la polarización de los procesos políticos y partidarios, y la volatilidad manifestada recientemente por los eventos sociales y económicos que suceden en el mundo debido a la pandemia. Este panorama genera inquietud y temor en nuestras sociedades, pero todavía existe una respuesta colectiva que ofrece esperanza de superar estos desafíos: la educación.
Gracias a la resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2018, todo el mundo reconoce el 24 de enero como el “Día Internacional de la Educación.” De este modo, se reafirman resoluciones anteriores referidas a una agenda de transformación educativa para el desarrollo sostenible, que fija metas orientadas al año 2030. Asuntos como la importancia de la erradicación de la pobreza en todas sus formas como requisito indispensable para el desarrollo sostenible; el compromiso de lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones -económico, social y ambiental- de manera equilibrada e integrada; y el reconocimiento de la educación como factor fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible, el crecimiento económico y el trabajo decente -entre otras cuestiones- son abordadas y ratificadas en esta resolución.
¿Por qué se declara un día internacional de la educación?
Porque si bien hay grandes diferencias entre los países, también hay notables similitudes en las raíces de las desigualdades que enfrentan niñas y niños, y es de significativa importancia poner la educación en primer nivel del orden mundial como respuesta a los obstáculos que deben afrontar las comunidades. Pobreza, discriminación, mala nutrición y deficiencias en los servicios de atención médica, distribución desigual de recursos, bajas expectativas en el aprendizaje, y escuelas que no están equipadas para satisfacer necesidades adicionales. Estas son sólo algunas de las injusticias sistémicas que impiden que millones de niñas y niños alrededor del mundo alcancen todo su potencial.
Al consagrar un día en particular a la educación en nuestro planeta, la comunidad internacional reafirma la importancia de la educación en la construcción de sociedades sostenibles y resilientes, y su contribución a la consecución del resto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La aprobación de la resolución 73/25, redactada en conjunto por Nigeria y otros 58 estados miembros, demostró la voluntad política de apoyar las medidas transformadoras para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad en todos los niveles -preescolar, primario, secundario, superior y modalidad a distancia, incluida la formación técnica y profesional- para que todas las personas puedan acceder a oportunidades de aprendizaje permanente que las ayuden a adquirir los conocimientos y aptitudes necesarios para aprovechar las oportunidades que se les presenten de participar plenamente en la sociedad y contribuir al desarrollo sostenible. Con el objetivo de reforzar la cooperación internacional en apoyo a los esfuerzos desplegados para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 (ODS 4), la resolución ha hecho un llamamiento a todas las partes interesadas -fundamentalmente los Estados Miembros, los organismos de las Naciones Unidas, así como la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones académicas, el sector privado, las personas a título personal y los demás sectores vinculados con estas cuestiones- para que celebren el Día Internacional de la Educación. Se busca una manera renovada, inclusiva e inteligente de dar respuesta a los desafíos mencionados y que implica reunir a todos los diversos interesados en la construcción de relaciones positivas y constructivas, de escucha profunda, de reflexión colectiva y de creación conjunta de los caminos que lleven a una mejora en las oportunidades que se ofrecen a cada niña y niño del mundo.
Esencialmente referida a la incorporación de las competencias, las mentalidades, los saberes, los valores, la autonomía, la conciencia y el desarrollo emocional que cada persona necesitará para navegar la economía turbulenta presente y futura, y resolver problemas sociales cada vez más complejos. Es clave comprender el poder y la importancia de desarrollar un liderazgo colectivo, local y global, con sustento a la educación. Un solo maestro o emprendedor social pueden impulsar un cambio, sin duda, pero serán ellos, junto a los estudiantes, a los padres, a los líderes de la comunidad, a los responsables de la formulación de políticas y a otras partes interesadas, todos trabajando juntos y sin fronteras ni discriminaciones, los que lograrán y sostendrán el progreso significativo que necesitamos para vivir en paz. El desafío de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad Argentina viene trabajando en miras a la concreción de las metas que componen el ODS 4, referido a “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. Las metas -referidas a alcanzar ciertos logros en educación hacia el año 2030- que aborda especialmente el Ministerio de Educación de la Nación y sus pares jurisdiccionales se enfocan enque todas las niñas y todos los niños completen la educación obligatoria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizajes pertinentes y efectivos; asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad; asegurar el acceso igualitario de todos los hombres y las mujeres a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria; aumentar considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento; eliminar las disparidades de género en la educación y asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para las personas en condiciones de vulnerabilidad, incluidas las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los niños y niñas en situaciones vulnerables; construir y adecuar instalaciones educativas que tengan en cuenta las necesidades de los niños niñas y las personas con discapacidad y las diferencias de género, y que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y estimulantes para todos; aumentar y mejorar considerablemente la oferta de formación docente y su vinculación con el desarrollo profesional.
Oscar Ghillione es el Director General de la Escuela de Maestros en Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y uno de los Fundadores y se desempeñó como Director Ejecutivo de Enseñá por Argentina hasta marzo de 2017, cuando asumió como Director Ejecutivo de INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación) para luego ser designado como Secretario de Gestion Educativa del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología (2019). Es Licenciado en Administración (UADE), MBA (UCEMA), diplomado en Dirección de Empresas (U Comillas), Profesor (U Austral) y posee una especialización en Políticas Educativas (UTDT). Fue orador en la edición TEDxRioDeLaPlataED2015, recibió el premio Emprendedor Social del Año 2015 brindado por EY y el premio Abanderado de la Argentina Solidaria en 2016. En 2016 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires destacó el trabajo que realizan por la educación pública.