Fernández’s March 1 speech before the Legislative Assembly

Although President Alberto Fernández outlined promising legislative projects for the new year in his speech before Argentina’s Congress, his proposals lacked substance.

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[EnglishArticle]Juan Domingo Perón not only changed Argentine politics, but also left behind numerous phrases that many question if he truly said or not. One of them being: “For something not to work, there’s nothing better than forming a commission.” 

On March 1, Argentine President Alberto Fernández took part in the official opening of the National Congress’s ordinary 2020 session. During his speech, Fernández sought to show himself as man of institutions, proposing to form an Economic and Social Council, create a new Federal Criminal Court, a National Council to manage Falkland Islands affairs, a public administration school, and a public policy evaluation program. 

All of Fernández’s proposals serve great purposes. Who would oppose having a group of specialists to handle economic and social issues; or pass reforms to a federal justice system under criticism; or to manage directly the cause in favor of Argentina’s sovereignty over the Falkland islands; or to monitor and evaluate each ministry’s handling of government programs to better manage bureaucracy? 

The presidential speech checked off all the expected elements from the list: a diagnosis of the challenges left behind by the previous government, an enumeration of the policies implemented in the new government’s first three months, and some concrete announcements and well-intentioned promises. 

But the truth is that, despite what is expected during a speech before Congress—where the president gives an account of the legislative projects for the upcoming year—this time around, Fernández pronounced only empty declarations, some in the form of slogans. 

While announcing these proposals, Fernández never stopped to provide a full explanation for how these organizations would work and what their specific objectives will be. Of greatest concern is his proposed federal justice reform; considering the number of open cases against officials of former President Cristina Fernández de Kirchner’s government and the stream of political prisoner releases that have been taking place since Fernández took office. How will the changes proposed by President Fernández affect this central issue? The answer is still unknown. The lack of information confirms the fact that the reforms were a ploy to gain time and distract from the truth: the government has no concrete plans. 

This responds to the fact that Argentina’s main problem today is economic and the government is focusing mainly on the debt renegotiation process with the International Monetary Fund (IMF).When it came to address Argentina’s handling of the economy and debt, President Fernández was especially inaccurate. He spoke of economics from a political and moral standpoint, again pledged to prioritize the Argentine “pueblo,” and repeated promises he pronounced immediately after he assumed the presidency last December. There are still many questions left unanswered, and on top of that, lack of definition to address creditors’ concerns.

However, Fernández was absolutely clear when addressing abortion and reproductive rights. He assured the audience that the executive office would send a bill within the next ten days, seeking to legalize abortion—not just its decriminalization—that will be accompanied by a strengthening of sexual education programs to prevent unwanted pregnancies, and an economic support plan for children during their first 1000 days of life. 

It’s also worth noting the political context in which this speech was pronounced. There is an open and aggressive power dispute within the government between supporters of Fernández and those who are loyal to Vice President Cristina Fernández de Kirchner. President Fernández is a skillful conversationalist and political negotiator, he’s dedicated his entire career to the craft, avoiding conflict ahead of time. 

No one can be against “making justice work well.” But what does this mean exactly? How will Fernández treat the corruption cases opened during Cristina’s government? What position will he take in cases regarding those that some call “imprisoned politicians” and others “political prisoners?” The general formula of establishing good and strong institutions to serve the public are the inspiration of democratic norms. But there is still a long way ahead to discover what will work for Alberto Fernández and what shape his democratic policies will take. 

Sabrina Ajmechet is the Director of the Academic Council at the Center for the Opening and Development of Latin America (CADAL). [/EnglishArticle][SpanishArticle]

Juan Domingo Perón no sólo cambió la política argentina sino que también se encargó de legarnos frases que nunca estaremos del todo seguros si dijo o no. Una de ellas es “Para que algo no funcione, nada mejor que formar una comisión”.  

Alberto Fernández concurrió el 1ro de marzo al Congreso de la Nación para realizar la apertura de sesiones legislativas ordinarias del año 2020, buscó mostrarse como un hombre que crea instituciones. Propuso formar un Consejo Económico y Social, crear un nuevo Fuero Federal Penal, un Consejo Nacional de Asuntos Relativos de las Islas Malvinas, una Escuela de Administración Pública y un Programa de Evaluación de Políticas Públicas.

Todos llenos de buenos propósitos. ¿Quién podría oponerse a un grupo de especialistas y referentes ocupándose de cuestiones económicas y sociales;  de una reforma en la justicia federal que tantas críticas recibe habitualmente; de la causa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas; o de la creación de agencias estatales para formar a la burocracia y para monitorear y evaluar los diferentes programas de cada ministerio? 

El discurso presidencial tuvo formalmente todos los elementos que se esperaban: un diagnóstico sobre la herencia recibida del anterior gobierno, una enumeración de las políticas implementadas en sus primeros tres meses de gobierno y algunos anuncios concretos en medio de promesas bien intencionadas.

Lo cierto es que, pese a lo que se puede esperar en una apertura de sesiones en el Congreso, en donde el presidente da cuenta de los proyectos legislativos para el año que inicia, no hubo más que títulos, algunos puestos en forma de slogans. 

En ninguna de estas propuestas se detuvo en la explicación central de cómo deberán funcionar estos organismos y cuáles serán sus objetivos concretos. Posiblemente el tema que despierta más preguntas es el de la reforma de la justifica federal, especialmente por la cantidad de juicios abiertos a funcionarios de gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y las excarcelaciones que se están produciendo desde que asumió Fernández. ¿Cómo impactarán los cambios propuestos por el presidente en este tema central? Todavía no se sabe. Por eso se puede afirmar que en su mayoría las reformas se mostraron como un modo de ganar tiempo en un momento en el que aún no existe un plan concreto de gobierno. 

Esto responde a que el principal problema de la Argentina hoy es económico y se concentra principalmente en el proceso de renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sobre estas cuestiones fue especialmente impreciso el presidente Fernández. Habló de economía desde fundamentos políticos y morales, consagró al pueblo como el sujeto a privilegiar y repitió promesas que ya había hecho al asumir el 10 de diciembre último. Deja muchas preguntas abiertas, y encima, habrá que ver cómo toman los deudores la falta de definiciones en este terreno.

Donde sí fue absolutamente claro fue en relación al proyecto de interrupción deseada del embarazo. Aseguró que el Ejecutivo mandará una iniciativa dentro de los próximos diez días, que se buscará la legalización del aborto—y no solo su despenalización—que se acompañará a esta cuestión en un fortalecimiento de los programas de educación sexual para evitar embarazos no deseados y con un plan de apoyo económico a los niños durante sus primeros 1000 días de vida. 

Es preciso incluir en este contexto, además del análisis del discurso, la arena política concreta en la que este ocurre. Hay una disputa de poder abierta y agresiva dentro del gobierno, entre los sectores que acompañan al presidente y los que son fieles a la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner. Fernández es un hombre hábil con las palabras y con las negociaciones políticas, dedicó su vida entera a eso. Supo encontrar el equilibrio justo para nombrar cosas y no definirlas con precisión, para no abrir frentes de conflicto antes de tiempo. Nadie puede estar en contra de ideas generales como “trabajar para que funcione bien la justicia”. ¿Pero qué significa esto en concreto? ¿Cómo tratará las causas abiertas por corrupción durante el gobierno de Cristina? ¿Qué posición tomará frente a los casos que algunos llaman de “presos políticos” y otros de “políticos presos”? La fórmula general de instituciones buenas y al servicio del pueblo son la inspiración de las formas republicanas y democráticas, pero aún falta recorrido para descubrir qué es lo bueno para Alberto Fernández y qué forma tomará su política democrática.

Sabrina Ajmechet es Directora del Consejo Académico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL). [/SpanishArticle]

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