Elegir la mejor cancha

Aunque siempre es mejor partir la carrera en primer lugar, la incertidumbre es inevitable en las elecciones. Las sorpresas, los errores no forzados y los cambios de último minuto en las preferencias de las personas a menudo afectan el orden de llegada respecto del orden que había al iniciar la campaña.

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Igual que los partidos de fútbol, las elecciones se ganan en la cancha de la campaña. Cada candidato debe buscar que los temas de campaña sean aquellos en los que él tiene más fortalezas. Porque no hay nada peor que jugar en cancha cargada a favor de un rival, un candidato que aspira a ganar siempre debiera esforzarse a que sus rivales se resignen a jugar el partido en el terreno que él prefiera.

Por cierto, si las encuestas pre-electorales fueran tan determinantes, los candidatos no se gastarían un dineral en campañas. Como las campañas bien hechas logran revertir tendencias iniciales, los candidatos saben que las ventajas iniciales son un factor que afecta, pero en ningún caso determina, el resultado de una elección. De lo contrario, los aspirantes a candidatos nunca optarían por entrar a una carrera en la que un rival ya posee una enorme delantera.

Pero si bien siempre es mejor partir la carrera en primer lugar, la incertidumbre es inevitable en las elecciones. Las sorpresas, los errores no forzados y los cambios de último minuto en las preferencias de las personas a menudo afectan el orden de llegada respecto del orden que había al iniciar la campaña.

Más aun, en contextos de inscripción automática y voto voluntario, las preferencias globales al inicio de la carrera importan bastante menos que las preferencias entre los votantes probables. Porque de poco sirve ir con ventaja entre aquellos que no se van a molestar en ir a votar, los candidatos saben que las encuestas no predicen bien lo que se dará el día de la elección. De hecho, cuando la votación es voluntaria, los candidatos ponen atención a sus votantes duros (aquellos que irán a votar llueva o truene) y los votantes blandos (cuyo compromiso es menor). Las campañas negativas tienden a no afectar a los votantes duros—por más que se hable de la ARCIS, los militantes comunistas no dejarán de votar por el candidato del partido—, pero sí disuaden a votantes blandos. De ahí que los candidatos que tienen un voto duro más fuerte a menudo opten por la estrategia de la campaña negativa. Si no vas a ganarte el apoyo de los votantes blandos, al menos puedes lograr que tampoco voten por tus rivales.

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