Amistad cívica en las primarias de derecha

Los precandidatos de Chile Vamos debieran recordar que, aunque deben competir con entusiasmo y energía por ganar la nominación del sector, los tres están en el mismo barco. Es legítimo discrepar, pelearse y debatir intensamente. Pero no tiene sentido que en el proceso terminen hundiendo el barco.

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La agresividad que ha existido entre los ataques y descalificaciones entre los candidatos a las primarias de Chile Vamos constituye un pasivo electoral gigantesco para el sector.  Porque los chilenos quieren líderes que sean capaces de unificar más que de dividir y porque la derecha deberá trabajar unida para sacar a la Nueva Mayoría de La Moneda, en las semanas que restan para el 2 de julio, los candidatos del sector debiesen acordarse que tienen más cosas en común que las que ahora los dividen.

Las primarias siempre presentan el riesgo de que la disputa al interior de un partido o una coalición devenga en una guerra civil que cause tantos daños que el sector llegue debilitado a la elección general.  Precisamente porque hay coincidencia de visiones y valores, los candidatos de un mismo sector se ven obligados a resaltar sus atributos personales para lograr convencer a los simpatizantes del sector que ellos están mejor preparados que sus rivales.

Aunque intenten destacar las fortalezas de sus propuestas o busquen diferenciarse en detalles de cómo implementarán hojas de ruta que en esencia buscan llegar al mismo destino, los candidatos que compiten por la nominación del mismo sector inevitablemente caen en el juego de decir que ellos están personalmente mejor preparados, tienen mejores atributos de liderazgo, más experiencia o superioridad ética y moral sobre sus contendores.

Las primarias de Chile Vamos en 2017 se han convertido en una seguidilla de acusaciones mutuas y descalificaciones que difícilmente pueden hacer que los votantes de derecha se sientan orgullosos de los líderes que buscan representar a su sector.   Si bien las primarias de 2013 también se convirtieron en una ocasión para desenterrar viejas rencillas entre la UDI y RN—y entre sus entonces históricos líderes Andrés Allamand y Pablo Longueira—las primarias de 2017 han llevado a la derecha a caer todavía más hondo en la guerra de descalificaciones y acusaciones.

Es cierto que, formalmente, no hay candidatos presidenciales de RN y la UDI en esta oportunidad.  Por lo que el daño que se puedan hacer los aspirantes a la nominación del sector no debiera sumar nuevas heridas a los ya históricos conflictos entre RN y la UDI. Además, las primarias solo enfrentan a candidatos presidenciales, por lo que los partidos no debieran ver demasiado complicado su desafío de armar listas de candidatos para las elecciones legislativas y de CORES.

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