La principal razón por la que la agenda política está comenzando nuevamente a enfocarse en los presidenciables para 2021 es que el gobierno del Presidente Sebastián Piñera aparece cansado y sin iniciativa. Si el gobierno tuviera el control de la agenda, la arena política estaría ahora preocupada de los anuncios que hará el Presidente en su discurso anual a la nación el 2 de junio.
En las últimas semanas, el eterno debate de baja intensidad que existe respecto a los posibles futuros aspirantes presidenciales ha comenzado a tomar más fuerza. Las dudas respecto a si el candidato de la derecha dura, José Antonio Kast, optará por participar al interior de la coalición Chile Vamos, o si volverá a intentar un camino propio, amparado ahora en su nuevo partido en formación, han generado una serie de especulaciones respecto a cómo la popularidad de Kast en las encuestas afecta a su sobrino, el Senador Felipe Kast, apura la carrera al interior de RN—donde hay 4 o 5 aspirantes—y pone a prueba la estrategia de posicionamiento mediático que ha emprendido Joaquín Lavín desde la alcaldía de Las Condes.
A su vez, el poco entusiasmo que generan las aspiraciones presidenciales de José Miguel Insulza, Álvaro Elizalde y Máximo Pacheco en el PS, Heraldo Muñoz en el PPD, Yasna Provoste, Ignacio Walker o Ximena Rincón en el PDC e incluso Daniel Jadue en el PC alimenta los rumores de que, una vez más, la izquierda tradicional deberá poner todas sus esperanzas de volver al poder a través de una nueva candidatura de Michelle Bachelet.
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