Entre todas las cosas que no se debieran decir en política, la frase “esto es culpa del gobierno anterior” es de las más desafortunadas. Porque los presidentes siempre son elegidos para hacer aquellas cosas que sus antecesores no pudieron hacer y porque la gente quiere soluciones y no excusas, cuando los gobiernos se ven obligados a recordar a la opinión pública que hay algunos problemas heredados —a diferencia de aquellos que se produjeron bajo su gestión— la mejor forma de hacerlo es acompañar ese recordatorio con anuncios concretos que demuestren qué se está haciendo para remediar la situación.
Cuando un gobierno asume, se hace cargo de los activos y pasivos que heredó. Los ingresos fiscales del primer año fueron definidos en la ley de presupuesto aprobada en el último año de la administración anterior. Lo mismo ocurre con la gran mayoría de los gastos. La discrecionalidad que tiene el nuevo gobierno para sumar nuevas personas a los equipos de gestión depende de los cupos que, para tal efecto, hayan sido determinados por el antecesor. Muchas veces, la administración saliente deja miles de operadores políticos “apernados” como funcionarios públicos. El nuevo gobierno debe buscar formas de lograr que esos trabajadores hagan la pega que se les encomienda, o bien deben buscar formas de producir vacancias de tal forma de poder contratar a personas que compartan sus ideales y objetivos, o que, asumiendo su condición de funcionario público, implementen las políticas de la nueva administración (en vez de atornillar al revés).
Los nuevos gobiernos también heredan las cosas que antes se hicieron bien. Si hay instituciones sólidas y las cuentas fiscales están en orden, la nueva administración puede comenzar a mostrar resultados —por lo que se adjudicará un beneficio político—, pese a que buena parte de ellos existen gracias a lo que hizo el equipo anterior. Porque sabe que hay pasivos y activos heredados, la gente rechaza que el gobierno actual culpe al gobierno anterior por los primeros sin reconocer los segundos. No se vale hacer propios los activos y desentenderse de los pasivos.
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