En los últimos días he tenido mucha nostalgia por Teodoro Petkoff. Sostuvimos una relación no tan larga, pero de aquella interacción quedaron en mi recuerdo dos o tres conversaciones significativas. También me permitió Teodoro que estuviera presente en varias reuniones que ayudé a organizar, con periodistas o académicos extranjeros de visita en Caracas, y en cuyas agendas estaba entrevistarse con Petkoff.
Petkoff es un referente del hombre con convicciones que tiene capacidad de ver los errores y de rectificar. Fue lo opuesto a un tipo obcecado. Además de su formación académica e ideológica tuvo la enorme capacidad de condensar estados de ánimo y de traducirlos en escritos, algunos periodísticos, otros de más largo aliento.
Un año después de los sucesos que rodearon a la llamada “Primavera de Praga”, movimiento socialista democrático aplastado por los tanques de la entonces Unión Soviética, en 1968, Petkoff daba a conocer lo que sería una libro icónico en su época: “Checoslovaquia, el socialismo como problema” (1969).
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